Por: Walter Aldana- walteraldana2@gmail.com
Si partimos de que “una sociedad decente, o una sociedad civilizada, es aquella cuyas instituciones no humillan a las personas sujetas a su autoridad, y cuyos ciudadanos no se humillan unos a otros”, debemos entonces reconocer que es en la micro- ética, donde se plasma el tipo de sociedad que queremos construir.
La riqueza del Cauca está en su diversidad (reconocida más por los externos que por quienes la habitamos), de nuestra fortaleza como sociedad da cuenta las cosmovisiones que de variada forma y cantidad expresan la historia y cotidianidad de indígenas, negros, campesinado y blancos, expresiones culturales artísticas, identidades y sentidos de pertenencia, religiosidades muchas, territorios geográficos disimiles y de pisos térmicos que desde el nivel del mar hasta los más de mil ochocientos metros, riegan con exuberante producción de alimentos para el autoconsumo y el mercado regional.
La pregunta es entonces ¿qué nos falta para ser todos felices?, a mi pensar adolecemos del sentido de reconocimiento del otro, porque una sociedad que ignora al otro, que no lo reconoce, no lo empodera, no le permite convertirse en alternativa de poder dentro de los canones de la democracia, es una sociedad enferma, una sociedad donde los sitios de encuentro de la misma no son los parques si no los centros comerciales, padece lesiones en su capacidad de gozar el aire, la flora y la fauna.
Me surge otra pregunta teniendo en cuenta el postulado del Sr. vishai Margalit, ¿los gobiernos del Cauca han “humillado” a sus gobernados?, quisiera compartir la reflexión a partir de tres sucesos, el primero es el de un video grabado por mujeres del municipio de Padilla norte del Cauca, donde en su canto le solicitan o piden al Sr. Gobernador vaya a la localidad, visite, informe, además le recuerdan que votaron por él.
El segundo, se refiere a la revictimización que sufren los y las representantes de las víctimas; acompañé una serie de reuniones de la mesa departamental con participantes del gabinete Caucano, ante la solicitud de estas, los funcionarios respondieron presentando la “oferta” institucional , no teniendo en cuenta para nada el “enfoque diferencial” para este sector de la población, quedando en el ambiente la desazón de no ser reconocidos como lo promulga la ley y lo dicen las propagandas institucionales.
Y el tercer suceso (entre muchos más), Conversando con un líder de una sub- región del sur del Cauca me decía, “hermano toca votar por… No ves que nos está pavimentando la vía de llegada al pueblo”. Significa que el derecho a gozar de la infraestructura pública se ve como “propiedad” del administrador-político.
Permitir que el mindefensa enlodara el nombre de líderes sociales estigmatizándolos en rueda de prensa y (los gobernantes que les conocen en su actuar como defensores comunitarios) no dijeran ante el funcionario nacional nada, hace parte del comportamiento basado en el silencio para no perder el “favor” del todo poderoso gobierno central.
Colarse en la fila, abusar del poder que da la llave al portero de la institución cinco minutos antes de iniciar servicio, borrar con pintura blanca o gris los murales artísticos elaborados por jóvenes, vender los elementos que da el gobierno municipal para mejorar viviendas, tener lotes de engorde por ejemplo la loma de las cometas, no ir a las comunidades a las que se gobierna, olvidar el carácter de servicio a la sociedad, son entre otros de los muchos elementos de micro-ética urgentes de cambiar para ser una sociedad decente.