En un nuevo episodio del conflicto armado que azota al departamento del Cauca, los disidentes del frente Jaime Martínez de las Farc entregaron los cuerpos sin vida de dos personas, un soldado y un civil, tras los enfrentamientos ocurridos en la zona rural de Ortega, Cajibío. . La entrega tuvo lugar en el sector de Playa Rica, municipio de Suárez, bajo la mediación del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Los cadáveres corresponden al soldado profesional Jaime Estiben Penna Castillo ya un civil, cuya identidad aún no ha sido confirmada. Según declaraciones de Jimmy Saavedra, líder político de esta organización armada, los cuerpos fueron rescatados del lugar de los enfrentamientos para «preservarlos» conforme al Derecho Internacional Humanitario.
Los combates, que se prolongaron por más de 24 horas, dejaron a las comunidades campesinas atrapadas en medio del fuego cruzado. En un video que circula en redes sociales, los alzados en armas exhibieron elementos de guerra e intendencia sustraídos durante el enfrentamiento con las fuerzas militares.
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Los hechos reflejan el recrudecimiento de la guerra en esta región, donde las disidencias lideradas por alias Iván Mordisco continúan desafiando a la fuerza pública. Según fuentes locales, el Ejército intensificó sus operaciones en el suroccidente del Cauca, buscando debilitar esta estructura armada. Sin embargo, estas acciones también generan temor y desplazamiento entre los habitantes, quienes denuncian estar atrapados en un conflicto que parece no tener fin.
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La entrega de los cadáveres es un recordatorio de las profundas heridas que deja el conflicto armado en el Cauca. Las comunidades campesinas, ya golpeadas por la violencia y la falta de oportunidades, enfrentan una creciente inseguridad debido a los constantes combates entre el Ejército y los grupos armados ilegales.
Mientras tanto, organizaciones humanitarias como el CICR continúan desempeñando un papel clave en la protección de las víctimas y en la gestión de crisis humanitarias. Este caso pone de manifiesto la urgencia de buscar soluciones integrales que permitan devolver la paz y la seguridad a esta región históricamente afectada por la violencia.
La situación en el Cauca sigue siendo un llamado a la reflexión sobre la necesidad de acciones contundentes y sostenibles que prioricen los derechos humanos y la vida de las comunidades rurales, quienes permanecen en el centro del conflicto.
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