Por: Walter Aldana
En esta sociedad capitalista, las relaciones sociales, económicas y políticas se han ejercicio, sustentado y sostenido en el patriarcado como relación de poder. En ella, la mayoría de los funcionarios y servidores públicos no han tenido un comportamiento coherente con la ética personal y comunitaria, aunque la Carta Constitucional se los exige, y su creencia religiosa o filosófica se los dicta.
Primero fue la noticia, “alcalde de La Sierra, Cauca, agrede a su compañera sentimental”, acá recordamos de inmediato y (ante este hecho de violencia basada en género), la definición de ética que reza así: “es el estudio de los valores morales que guían al ser humano en su relación con la sociedad, la moral son las costumbres, normas, tabúes y convenios establecidos por cada sociedad”, según Wikipedia.
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“Lesiones en la nariz, trauma en su ojo derecho, espalda, incapacidad de 20 días, además de las palabras soeces y desobligantes”, según Gustavo Montaña, director de Fiscalías Seccional Cauca.
“Medida de control de garantías, de protección de garantías inmediata, con el fin de “evitar que hechos como este se repitan”, según el funcionario.
La indignación se aumenta en el momento en que el juez ordena: “al acusado acudir a un tratamiento reeducativo y terapéutico y abstenerse de reincidir en la conducta violenta” del alcalde (abogado por cierto).
¿Qué está ocurriendo con quienes aplican justicia?, por fallos como este que revictimizan a la mujer, van perdiendo credibilidad. Con el mismo argumento condenan y con el mismo absuelven, dicen que es por lo variable de la interpretación de la norma, pero la malicia indígena, similar a la sana picardía del campesinado, nos indica que son más criterios de interés y favorabilidad política ante la sociedad, que el deseo de aplicar justicia.
Debo decir que en esta cultura patriarcal y machista muchas veces he tenido actitudes y expresiones verbales que se acercan a comentarios degradantes de las mujeres y (eso que tengo tres en casa), que participo con algunos oficios en la cotidianidad familiar, compartimos lecturas variadas desde la realidad política, desde la condición de padre, mayor de edad y ellas de compañera e hijas, e intento alejarme de personas sexistas y racistas, estoy seguro es la razón de que esta noticia me causa fastidio.
Pero golpear a la pareja u otra mujer, es vergonzoso para la humanidad, y si como dice el juez, este comportamiento venía sucediendo hace más de un año no debemos banalizar (que es lo que hace el aplicador de justicia).
Así como los deportistas y los artistas son referentes para niñas, niños y jóvenes, los mandatarios (y que lo digan las comunidades donde lo hemos sido), somos objeto de vigilancia social en nuestros actos.
El juez en este caso, no solo revictimiza a la esposa, sino que da patente de corso para que cualquiera violente a su pareja, pues el resultado será un tallercito sobre “no debo hacerlo” y ningún efecto ni penal ni disciplinario.
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Yo creo en la justicia recuperadora, restaurativa, para nada en la vengativa, aquella en la que mientras más años de cárcel se imponga, supuestamente mejor, pero no me digan que 20 días de incapacidad, afectación psicológica a los hijos, solo merece un llamado de atención y un: “abstenerse de reincidir en la conducta violenta”.
Frente a este aberrante comportamiento debe tener la justicia una respuesta seria, en lo que al alcalde corresponde en lo penal y administrativo y en relación al juez una investigación, que el Consejo Seccional de la de la Judicatura actúe, está de por medio la credibilidad de la aplicación de justicia.